Ilusiones...
Pocas veces he intentado ser un tanto objetivo y ver las cosas con una claridad incomparable. Ante todo, me he convertido en un ser suceptible, que vuelve suyas las emociones que rodean a los ambientes llenos con inelocuencia. Ciertamente me he dado cuenta de una verdad, verdad profunda que acaba con la ilusión que hace tiempo rondaba en mi aburrida faz. Dicho descubrimiento causa una sensación arremolinada en mi pecho, justo entre mi corazón y estómago; ridículamente intenté ver las maneras positivas, en un efímero vaivén de la vida, esperando que (por mera casualidad o triunfo) alguna de ellas pertenecieran a mis sucias y estiradas manos. Cuán equivocado estaba.
Creo ahora que no podré obtener algo así, eso ha quedado relegado a aquellos que saben cómo poseerlo, aquellos que se valen de cualquier cúmulo de poder para satisfacerse (tema muy abordado en este, su vacío blog). No obstante, intentaba con ahínco creer que yo podría ser alguna excepción a esa regla creada por una persona sin nombre. Creer en algo que jamás disfrutarás, vivir en el engaño de una estúpida ilusión.
No, ahora he despertado de ese antiguo estado de letargo, en donde encontraba en mi sumisión la manera de sentirme en el pleno derecho de reclamar una de esas cosas que la gente común y corriente espera. Cosa rara, pero he llegado a la conclusión que (y sin ánimo de sonar efebo o rimbombante) no soy alguien común y corriente, no pertenezco a la mayoría que gusta de cosas mundanas. No, al parecer, disfrutar de mafalda y de un buen concierto instrumental me convierten en una especie disuelta de snoob. Visto así, podría justificar el mal sentimiento que me evoca el saber que nunca podré ser capaz de llegar a tomar mi deseo. Ilusiones que desatan mi anhelo por supremacía; ilusiones que son sólo eso: sueños que no han de llegar.
Ilusiones que bañan a mi mundo en algo por completo lejos de ser sombrío y sucio, como mi concepción general. Sueños que embriagan (aún despierto, sin tropezar al sueño mausóleo) al ser dentro de mi cabeza, a ese axelito pequeño que musita frases complejas y recónditas, con el fín de alejarse de su propia soledad, de su propio errar (que es mucho).
Justo ahora, escucho, entre el ruido de la televisión y conjunto al ventilador, una melodía triste, mísera, desesperada, que sale no del artilugio electrónico, sino del fondo de mi ser. Canción semejante a una conocida de un famoso musical, memorias que evocan a las entrañas del pasado, con la loca esperanza de retomar la felicidad perdida en algún punto oculto. Ser que se empeña en conspirar, al atardecer, en mi propio sollozar.
Creo ahora que no podré obtener algo así, eso ha quedado relegado a aquellos que saben cómo poseerlo, aquellos que se valen de cualquier cúmulo de poder para satisfacerse (tema muy abordado en este, su vacío blog). No obstante, intentaba con ahínco creer que yo podría ser alguna excepción a esa regla creada por una persona sin nombre. Creer en algo que jamás disfrutarás, vivir en el engaño de una estúpida ilusión.
No, ahora he despertado de ese antiguo estado de letargo, en donde encontraba en mi sumisión la manera de sentirme en el pleno derecho de reclamar una de esas cosas que la gente común y corriente espera. Cosa rara, pero he llegado a la conclusión que (y sin ánimo de sonar efebo o rimbombante) no soy alguien común y corriente, no pertenezco a la mayoría que gusta de cosas mundanas. No, al parecer, disfrutar de mafalda y de un buen concierto instrumental me convierten en una especie disuelta de snoob. Visto así, podría justificar el mal sentimiento que me evoca el saber que nunca podré ser capaz de llegar a tomar mi deseo. Ilusiones que desatan mi anhelo por supremacía; ilusiones que son sólo eso: sueños que no han de llegar.
Ilusiones que bañan a mi mundo en algo por completo lejos de ser sombrío y sucio, como mi concepción general. Sueños que embriagan (aún despierto, sin tropezar al sueño mausóleo) al ser dentro de mi cabeza, a ese axelito pequeño que musita frases complejas y recónditas, con el fín de alejarse de su propia soledad, de su propio errar (que es mucho).
Justo ahora, escucho, entre el ruido de la televisión y conjunto al ventilador, una melodía triste, mísera, desesperada, que sale no del artilugio electrónico, sino del fondo de mi ser. Canción semejante a una conocida de un famoso musical, memorias que evocan a las entrañas del pasado, con la loca esperanza de retomar la felicidad perdida en algún punto oculto. Ser que se empeña en conspirar, al atardecer, en mi propio sollozar.
Comentarios
Abrazo!
Supongo que es decision tuya ser un simple mortal y dejarte llevar por las cosas como todos los demas o tomar las riendas de tu propio destino y ser dueño de tu universo que creeme es uno de los mas geniales que he conocido "hands down"...besos!
Pd. Ayyy que dramatico comment el mio, yo que tu me corria de tu blog!
Pd.2. I miss you're voice =( porque ya no pones videos! que acaso pretendes romper mi corazon aun mas?
Pd.3. De que tan accesible y real estamos establando aqui? jajajaja
jajajaja mi saludos!
ANIMO!!! (tomo big brother)
Cuando me siento asi salgo a caminar hago ejercicio, escribo y platico con un amigo el que sea.
La objetividad es el peor enemigo del amor, del arte y del ego... nunca se llevan juntas. La objetividad ademas es en realidad tambien, una amistad por conveniencia.
Pero ai te sientes mal, cuenta con tus cyber-amigos si decides seguir frente a este monitor.
Saludos
Un abrazo
Stone.