Los pocos.
Me rindo. Demasiada es la injusticia, demasiada es la tortura, demasiado se siente su vigor, demasiada su fortaleza. Huelo su putrefacción, la huelo con detenimiento, asqueando a mi ser, recordándome su procedencia, lacrimandome los ojos irritando mi empolvada piel.Aroma que deambula por todos los lugares, que recorre las aceras y que penetra por las ventanas, aflora ante los ojos convulsantes de los pocos.
Me rindo ante tí, engaño seguro, que desmoronas mi familia, que subyugas a mi ser, que envuelves y desgarras a mi alrededor. Podría continuar peleando con exalto ante sus feroces abatidas, debería en cierto caso, no obstante mi cansada rigidez me impide sostener con ahínco la espada de la verdad, del amor, de la bondad. Esa espada que he cargado durante mucho tiempo, con detrimento, con pesadez, esa espada que justo ahora no aguanto, pues su peso tuerce mis entrañas, encorva mi camino.
Limpiamente he observado el comportamiento de aquellos que no merecen ni tan solo el céntimo de benevolencia. Aquellos que manipulan su alrededor con desdén y menosprecio, que ejercen sobre las personas su incansable comportamiento, malvado, precoz y vil. Aquellas que conminan con su pensamiento ruín, al exilio de los que merecen un poco de misericordia.
Solo un poco, tan solo un poco es lo que piden, necesitados por sus carencias, devaluados por su corazón, pensando ilusamente que mañana será un mejor día.
Pobres de los pocos, personas rechazadas por la suciedad que abarca los rincones de este desalmado mundo, maldito, y soez.
Consternación es el sentimiento que describe a la perfección mi ánimo; consternación por la soberbia obtenida, por las mentiras profanas que buscan acabar con la poca felicidad que embriaga a los pocos, por los hechos que demeritan la integridad, chamuscada por las insípidas llamas provenientes de la maldad.
Congratúlence los débiles de corazón, que radican su fortaleza en el poder de la manipulación, pues su victoria malsana podrán saborear.
Porque no hay ente capaz de frenar su sádica sed de riqueza, poder, engaño, codicia y seducción. Por mi parte es todo, suelto las armas que empuñaba en su contra. Dejo que sus garras arañen mis arapos, y que sus dientes carcoman y destrocen mis marchitos huesos; pues nada puedo hacer ante ustedes, su imperio de falacia ha triunfado. Inunden mi mente, proliferen ofensas ante mi denostado cuerpo, inerte, apilado en la montaña del olvido, junto a los cuerpos putrefactos de los pocos, muertos ante el calor de la contienda, quienes dolorosamente (al igual que yo) descubrieron el sucio secreto de este mundo....
Me rindo ante tí, engaño seguro, que desmoronas mi familia, que subyugas a mi ser, que envuelves y desgarras a mi alrededor. Podría continuar peleando con exalto ante sus feroces abatidas, debería en cierto caso, no obstante mi cansada rigidez me impide sostener con ahínco la espada de la verdad, del amor, de la bondad. Esa espada que he cargado durante mucho tiempo, con detrimento, con pesadez, esa espada que justo ahora no aguanto, pues su peso tuerce mis entrañas, encorva mi camino.
Limpiamente he observado el comportamiento de aquellos que no merecen ni tan solo el céntimo de benevolencia. Aquellos que manipulan su alrededor con desdén y menosprecio, que ejercen sobre las personas su incansable comportamiento, malvado, precoz y vil. Aquellas que conminan con su pensamiento ruín, al exilio de los que merecen un poco de misericordia.
Solo un poco, tan solo un poco es lo que piden, necesitados por sus carencias, devaluados por su corazón, pensando ilusamente que mañana será un mejor día.
Pobres de los pocos, personas rechazadas por la suciedad que abarca los rincones de este desalmado mundo, maldito, y soez.
Consternación es el sentimiento que describe a la perfección mi ánimo; consternación por la soberbia obtenida, por las mentiras profanas que buscan acabar con la poca felicidad que embriaga a los pocos, por los hechos que demeritan la integridad, chamuscada por las insípidas llamas provenientes de la maldad.
Congratúlence los débiles de corazón, que radican su fortaleza en el poder de la manipulación, pues su victoria malsana podrán saborear.
Porque no hay ente capaz de frenar su sádica sed de riqueza, poder, engaño, codicia y seducción. Por mi parte es todo, suelto las armas que empuñaba en su contra. Dejo que sus garras arañen mis arapos, y que sus dientes carcoman y destrocen mis marchitos huesos; pues nada puedo hacer ante ustedes, su imperio de falacia ha triunfado. Inunden mi mente, proliferen ofensas ante mi denostado cuerpo, inerte, apilado en la montaña del olvido, junto a los cuerpos putrefactos de los pocos, muertos ante el calor de la contienda, quienes dolorosamente (al igual que yo) descubrieron el sucio secreto de este mundo....
Comentarios
Vive la vida al maximo, que el futuro es escaso... no te asotes! =P
Me gustó tu escrito, saludos Axlito!!
Saludos!
un abrazo.
Un saludo
PD. Sigo enamorada de tu voz! besos
Pero aquí andaré.
/*comentario a lo wey*/
ZENIE 91